Cada vez que arranca una puja entre dos extremos obtenemos casi siempre lo mismo, muchas opiniones extremas, que nos llevan a la nada, o si, a simples discusiones de sobremesa.
Dentro de nosotros existen muchas veces conceptos incorrectos o malformados, incoherentes o malintencionados que no nos dejan hacer un comentario constructivo y participativo.
Es muy interesante no solo conocer las opiniones de otros, sino ademas interpretarlas.
Cuanta tecnología disponemos para comunicarnos y sin embargo todavía no logramos entendernos ¿será una excusa mas?
¿Acaso una simple discusión no termina (casi siempre) siendo la base para una puja con condimentos cada vez mas furiosos que se transforman finalmente en posiciones políticas inquebrantables?
He visto como muchos con "poca cosa" se repelen entre si y he visto también como otros tantos, por lo mismo, se amontonan.
Debe ser cuestión de química...
¿Será cuestión de piel?
¿Será que está bien o que está mal?
En definitiva, tal vez solo nos gusta eso, estar inquietos y preguntarnos y cuestionar y poner a prueba lo propio y lo ajeno, hasta donde puedo y hasta donde me dejan.
Todo se trata jugar, día a día, hasta que decidimos ponernos de acuerdo en algo... o no, porque no es necesario estar de acuerdo en todo.
Valorar como romper la ley es la base de la curiosidad, desde niños y de forma innata siempre apuntamos unas cuantas antenas a ello. Con dos ángeles en cada hombro que corroen nuestra cabeza, donde todo se puede, pero no todo se debe, y así fue como empezó la diversión o el infierno que alguna vez mató a un gato.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario