Una arena más gruesa, más marrón, menos fría, muy diferente a las otras, no deja de ser arena.
Arena con restos de yerba, de cigarrillos, de conchillas, de vidrios, de botellas rotas, arena sucia con castillos de la tarde anterior.
Marea invasora, pies ajenos que caminan mal, que pisan mal.
Huella de niño que lleva y trae agua para su edificación, su gran obra.
Castillos de arena moldeados de fábrica con "R" de registrado, la evolución tan novedosa de aquellos con huellas de niño.
Esa mujer de pliegues flacos en la piel no tiene pudor.
Hoy, ahora cree que mostrarse en la playa es placentero, pero no se viste nunca así ni en su propia casa.
Donde quedaron las carnes firmes del cartel de publicidad.
Carnes flácidas con globos de silicona y labios deformados por tanta tecnología.
La gente no es linda en pelotas a la luz del sol, por eso la luna es romántica.La luna, las estrellas, la noche, las velas, lo que insinúa pero no muestra realmente.
Lo que muestra una mentira, también es excitante, un jean elastizado con zonas de realce.
Lo que nos rodea, nuestra piel, nuestros vellos, nuestra grasa, nuestra naturaleza que se ha vuelto tan poco novedosa.
Nuestra naturaleza resulta fea a la vista, con el sol directo.
Tal vez por eso, tal vez por la falta de novedad, la falta de posibilidades o tal vez por exceso ya no somos novedosos.
Por eso, nuestra tecnología es más.
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El sol dañó un sector del disco rígido neuronal.
12 enero 2011