Por algún predomino genético desde el
origen de la vida misma, el hecho de que algo predomine por sobre
otra cosa, parece ser el fundamento de la trascendencia.
Un virus invasor siempre prevalece
sobre un cuerpo enfermo y débil. A su vez, algunas bacterias se
alimentan de algunos virus. A mayor debilidad, mayor cantidad de
virus y eso significa, mayor alimento para las bacterias, pero
siempre hay un factor común, un huésped.
Si las bacterias y virus fueran los
animales, los vegetales y los seres humanos, entonces puede decirse
que el huésped es el planeta tierra o, mejor dicho, el ambiente
adecuado que provee dicho planeta.
Es extraña esta simbiosis entre tantos
organismos tan disímiles, desde algunos que pesan
varias toneladas a otros de millonésimas de gramo.
Esa simbiosis o equilibrio
natural está dada por la puja constante entre todas estas especies,
a veces ganan algunas y se imponen en lo más alto de la cadena
alimenticia y a veces caen porque su reinado no tiene sustento al
cambiar las reglas de juego.
Es interesante ver como ese equilibrio
natural que nos permite nuestra vida es, a su vez, tan diferente a
las supuestas virtudes "humanas", es decir, con aquellas virtudes con
las que los humanos nos identificamos.
El concepto de humanidad plantea que
tenemos un poder sobre todo y que debemos responder y ser
responsables por poseer dicho poder.
Casi puede decirse que jugamos a ser
dioses. O tal vez los dioses que respetamos y veneramos sean un
simple reflejo de nosotros mismos, o el simple hecho de creer que
alguien superior nos vigila, nos mantiene a raya por poseer semejante
poder.
En fin, hemos creado una serie de
mandamientos que identifican al humanamente responsable y ejemplar.
Debemos cuidar al desamparado, curar al enfermo, proteger al débil y
rezar por la igualdad entre todas las razas; un discapacitado es
alguien con capacidades diferentes; debemos tolerar al prójimo
aunque sus ideas sean irritables; debemos vivir en paz y armonía con
el medio ambiente; decir la verdad y no engañar; debemos cuidar de
las especies “inferiores”; en fin, son muchos los mandamientos
que reza el espíritu humano.
Pero, ¡que contradictorios que
resultan en la vida "salvaje"!, es decir, la vida no controlada por el
ser humano, es decir, la vida controlada por la naturaleza misma.
Imaginen a un león cuidando un
antílope lisiado y que por semejante suceso traumático se haya
vuelto vegano.

(http://media-cache-ec0.pinimg.com/originals/17/28/4e/17284e94909dbec3b754016458870028.jpg)
Por eso, la definición de salvaje se encuentra frente a una relatividad de su sentido ya que depende de la vereda en la que uno esté sentado.
El hombre tiene sed de poder y solo la
cultura creada a su alrededor lo mantiene a raya. ¿Leyes creadas tal vez?
El hombre, como el león, está
siempre a un paso de saltar sobre la debilidad, sobre ese antílope
que le falta una pata y solo el adormecimiento cultural lo hace
entrar en un estado de sociabilización y se convierte en un “humano
responsable”.
Por otro lado, pensemos en la domesticación
de los animales.
Un caballo, un burro, una mula atada a un
palenque, una vaca siendo ordeñada, un canario o cotorra dentro de
una jaula, un perro o un gato.
La domesticación que el hombre aplica
a otras especies es una consecuencia de haber logrado erradicar su
espíritu "salvaje". Al erradicarlo, esos animales “domesticados”
hacen lo que el “amo” o “jefe” o “dictador” ordena.
Si hacemos una analogía con los
animales, el camino se divide aquí en dos cuestionamientos:
1. ¿Cómo sería la vida humana
salvaje? (según la vieja acepción de la palabra) Es decir, la vida “al natural”. ¿Cuando nos alejamos
de esa forma de vida? ¿Sería posible volver? A veces llego a
preguntarme si en realidad somos naturales.
2. ¿Acaso el hombre “civilizado”
es una creación de hombres más fuertes para domesticar a los menos fuertes para que vivan en una sociedad? ¿Acaso vivimos dentro de una especie de zoo
o granja ? Y si estamos domesticados y vivimos dentro de un zoo
particular, ¿quién lo administra?
Hoy estamos siendo parte de un juego de otros, somos como los animales en cautiverio que ya no quieren vivir en la naturaleza, obvio si nos cuidan, nos curan, nos educan y nos ponen la comida en gondolas para que elijamos, todo a cambio de hacer unas cuantas monerias y, si nuestro nivel "adquisitivo" nos permite comprar un pasaje, nos vamos de zafari a ver como es la naturaleza en estado "cruda" arriba de un 4x4.